Colombia: Analizan la pepa o hueso del aguacate como alternativa al uso de plásticos

En el mundo al año se producen unos 4,5 millones de t de aguacate. Colombia abarca unas 600.000 t que son producidas fundamentalmente en los departamentos de Tolima, Antioquia, Caldas, Santander, Bolívar y Quindío. Se desechan miles de toneladas de semillas, que representan entre el 16 y el 20 % del peso del aguacate.

Ante esto, Duván Camilo Fuquen Espinel, magíster en Física de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, buscó cómo utilizar la pepa, hueso o semilla del aguacate en un material similar al plástico que no contamine y sea biodegradable. Lo logró tras meses de investigación con procesos asequibles, combinando física, química y creatividad científica.


La clave está en el almidón, un carbohidrato natural presente en alimentos como la papa, el maíz y el plátano, lo mismo que en la semilla del aguacate. Las plantas lo utilizan para almacenar energía y además es biodegradable, es decir que se descompone en la naturaleza sin dejar residuos tóxicos.

El investigador redujo el almidón a nanopartículas y para ello contó con el apoyo de la profesora Posidia Pineda Gómez, del Departamento de Física y Química de la UNAL Sede Manizales.

Comenzaron con 10 kg de pepas o huesos que se lavaron y molieron hasta formar una especie de harina blanca. Luego se mezclaron con ácido sulfúrico diluido para “romper” las estructuras grandes del almidón. Este paso, conocido como hidrólisis ácida, actúa como una tijera microscópica que fragmenta el almidón en partículas diminutas. “Después, para que estas partículas queden aún más pequeñas y uniformes se les aplica ultrasonido, es decir vibraciones muy intensas –como las usadas en la limpieza dental–, pero aplicadas al agua. Estas agitan tanto las partículas, que terminan de separarlas logrando las nanopartículas buscadas”, explica Fuquen.


Una vez obtenidas se mezclan con otros ingredientes naturales para fabricar láminas delgadas y flexibles, llamadas biopelículas, similares al plástico que se usa para envolver alimentos, pero con una gran ventaja: se degradan en pocos días y no contaminan.

Además de las nanopartículas de almidón, el investigador utilizó: almidón nativo, es decir extraído del aguacate, pero sin transformarlo; glicerol, sustancia espesa y dulce que se usa para que la película no se quiebre, actuando como suavizante o plastificante; y xiloglucano, un tipo de azúcar natural que se extrae de la pepa del tamarindo y que ayuda a que la película sea más resistente y elástica.

Con esta mezcla se prepararon las biopelículas, que luego se secaron durante algunas horas antes de analizarlas en el laboratorio mediante microscopía electrónica de barrido y rayos X. Estas técnicas permitieron observar en detalle las propiedades del material. “Los resultados fueron sorprendentes: al añadir solo un 1 % de nanopartículas, la resistencia al estiramiento se duplicó en comparación con las películas hechas solo con almidón convencional”, explica Fuquen.


Las películas con un 8 % de xiloglucano resultaron más flexibles, capaces de doblarse o estirarse sin romperse. Además se comprobó que se pueden degradar en menos de 15 días al enterrarlas en tierra húmeda, a diferencia de los plásticos convencionales que pueden tardar siglos en descomponerse.

Otro detalle interesante fue el color: las biopelículas no quedan blancas ni transparentes, sino de un tono naranja claro, resultado de los carotenoides, pigmentos naturales del aguacate también presentes en la zanahoria y el mango. Además de aportar estética, estos compuestos tienen propiedades antioxidantes que ayudarían a conservar mejor los alimentos.

También se evaluó si las biopelículas actuarían como barrera contra la humedad, un factor clave en los envases alimentarios, por ejemplo. Los resultados confirmaron que aquellas con nanopartículas eran menos permeables al vapor de agua, lo que permite conservar mejor los productos frescos.

Por último se comprobó que las láminas no se quiebran fácilmente, una propiedad esencial si se busca reemplazar el plástico en aplicaciones reales como envolver frutas, empacar cereales o proteger productos de corta duración.

Estos hallazgos le dan una nueva vida a la semilla del aguacate Hass, transformando un residuo común en una posible solución frente a uno de los mayores problemas ambientales actuales: la contaminación por plásticos. Este desafío incluye la presencia de microplásticos, diminutas partículas que se desprenden de productos como las láminas para envolver alimentos y cuyas implicaciones en la salud humana se siguen estudiando en todo el mundo.

Fuente: Eurocarne.com

Sección: Internacional

Fecha: 21/05/2025

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