Bolivia tras dos años de crisis cambiaria: el modelo se agota y la economía se enfría

La política del “dólar exportador”, la intervención del Banco Fassil y el bloqueo de créditos marcaron el inicio de una crisis que arrastra la economía. La falta de divisas encarece importaciones, paraliza inversiones y debilita la confianza en la banca.

El 9 de febrero de 2023 marcó un punto de inflexión en la economía boliviana. Ese día, el Banco Central de Bolivia (BCB) anunció el pago de una tarifa diferencial a los exportadores por cada dólar entregado al ente emisor, una medida que, según algunos economistas, dio inicio a una cotización paralela de la divisa estadounidense. A esto se sumó la intervención del Banco Fassil, un hecho que —de acuerdo con especialistas— desató una bola de nieve que derivó en el cierre de empresas, un repunte inflacionario y escasez de combustibles.

Sin embargo, hay quienes sitúan el origen de la crisis cambiaria mucho antes, concretamente el 2 de noviembre de 2011, cuando el gobierno del entonces presidente Evo Morales decidió mantener un tipo de cambio fijo, congelando el valor del dólar frente al boliviano.


Pérdida de confianza

Lo que empezó en 2023 como una escasez puntual de divisas, según el economista Germán Molina, se transformó en una bola de nieve que arrastra a toda la economía boliviana hacia un desequilibrio generalizado. Las causas, afirma, son estructurales y tienen su raíz en decisiones tomadas hace más de una década.

Todo comenzó con el establecimiento de un tipo de cambio fijo en 2011, pero sin cumplir con las condiciones que ese régimen exige: disciplina fiscal y acumulación de reservas internacionales”, explica Molina.

Según el experto, desde entonces el Banco Central de Bolivia (BCB) ha roto la regla básica de no otorgar crédito al Tesoro General de la Nación (TGN) ni a las empresas públicas. “El crédito indiscriminado, sumado a subsidios y una inflación reprimida, llevó a un deterioro constante de las reservas”, afirma.

Molina señala que la falta de dólares ha impactado en todos los sectores. Desde las industrias hasta los pequeños comercios enfrentan restricciones para importar productos o adquirir divisas. “En mercados como La Paz y El Alto, ya se acepta un tipo de cambio de Bs 17 por dólar, cuando el oficial sigue anclado en Bs 6,96”, sostuvo.

A ello se suman otros factores: el elevado gasto público, la desconfianza del sector privado, la caída en los flujos de inversión y exportación, y un ambiente restrictivo para el movimiento de capital. “El Gobierno ha desincentivado la entrada de capitales con controles, impuestos como el ITF, y una política fiscal que penaliza al que quiere ahorrar en dólares”, agrega.

Molina advierte que esta situación ha llevado a una “racionalización” de las decisiones económicas por parte de la población.


Dólar exportador

La presidenta del Colegio de Economistas de Santa Cruz, Claudia Pacheco, identificó como uno de los factores clave en el deterioro del sistema cambiario boliviano la creación del llamado “dólar exportador”, una medida adoptada por el Banco Central de Bolivia a inicios de 2023 con el objetivo de incentivar la venta de divisas por parte del sector exportador.

La economista explicó que, al establecerse un tipo de cambio especial que beneficiaba únicamente a los exportadores, se distorsionó el mercado de divisas, afectando la confianza de los agentes económicos y del sistema financiero en general. A esto se sumaron rumores sobre la supuesta insolvencia de algunas entidades bancarias, que desataron una corrida de depósitos en dólares.

“Uno de los detonantes fue este tipo de cambio paralelo creado con el dólar exportador. Luego vino la publicación de los estados financieros de las entidades, y el famoso chisme, porque eso fue, un chisme, de que un banco (el Banco Fassil) no tenía solvencia para devolver los dólares a sus clientes. Eso generó pánico en la población”, relató.

Para el economista Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija, esta situación no es solo coyuntural, sino el resultado de un modelo económico agotado que se negó a adaptarse a una nueva realidad. “Estamos viviendo un sinceramiento forzado”, resumió.

Romero considera que la raíz del problema está en la dependencia excesiva del gas natural como fuente de divisas. “Nos confiamos. El país apostó todo a un modelo extractivista y rentista, que funcionó mientras duró el auge del gas”, afirmó.

Entre 2006 y 2024, Bolivia exportó alrededor de 60.000 millones de dólares en gas natural, lo que sostuvo las reservas y el gasto público. Sin embargo, los ingresos cayeron más del 50% y el déficit fiscal se volvió estructural.

“La gallina de los huevos de oro —YPFB— se fue desinflando. Los dólares dejaron de llegar al TGN, del TGN al BCB y de ahí al sistema financiero. Eso fue apagando lentamente la economía”, explicó.

Aunque la crisis se gestaba desde hace años, Romero identifica un punto de inflexión claro: la política del dólar preferencial lanzada por el Banco Central de Bolivia en febrero de 2023, que buscaba captar divisas ofreciendo un tipo de cambio superior al oficial.

“La medida fue ingenua y terminó siendo contraproducente. Generó expectativas negativas, especulación y una corrida hacia el mercado paralelo. Fue el puntapié inicial para la devaluación continua del boliviano en el mercado informal”, dijo.

Según Romero, esta decisión visibilizó una situación que ya era crítica: caída de reservas internacionales, restricciones a la inversión extranjera, exportaciones vetadas, remesas inestables y una economía que sigue gastando más de lo que genera.

“No se hablaba de escasez de dólares antes de eso. La gente compraba y retiraba con normalidad. Pero a partir de ahí se desató el pánico. El dólar paralelo, que siempre existió, ahora supera los Bs 18 en algunas regiones”, relató.


Bloqueos y créditos trabados

Desde el Gobierno aseguraron que factores internos y externos han afectado las reservas. A esto se suma el bloqueo de créditos por más de $us 1.800 millones que mantiene la Asamblea Legislativa a favor del Ejecutivo.

El ministro de Economía y Finanzas, Marcelo Montenegro, dijo que esos fondos están destinados a infraestructura, salud, desarrollo rural y obras públicas que beneficiarían directamente a municipios y gobernaciones, y que además habrían ayudado a contener la presión sobre el mercado cambiario.

En tanto, en días pasados, el presidente del Banco Central de Bolivia, Edwin Rojas, afirmó que si se hubiera liberado al menos una parte de esos $us 1.800 millones de créditos internacionales, las reservas internacionales podrían superar los $us 5.000 millones en la actualidad.

Economistas advierten que sin una reforma estructural —que incluya disciplina fiscal, mayor apertura al capital privado y reconstrucción de la confianza— Bolivia corre el riesgo de entrar en un estancamiento.

Mientras tanto, la población enfrenta las consecuencias de un modelo agotado.


Para saber

Hidrocarburos. El exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, alertó que la actual crisis cambiaria que enfrenta Bolivia tiene su origen en la mala gestión del sector energético, particularmente por la falta de reposición de reservas hidrocarburíferas y la creciente dependencia del país en la importación de combustibles. Según explicó, esta situación está provocando una presión insostenible sobre las reservas internacionales. Recordó que en 2015 llegamos a exportar entre 6.000 y 6.100 millones de dólares en gas natural, condensado, GLP y crudo reconstituido. Hoy estamos en el camino opuesto.

Fuente: El Deber

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