Pese a los anuncios de normalización, las estaciones de servicio continúan saturadas. Camioneros denuncian esperas de hasta 72 horas para abastecerse y advierten impactos en el traslado de granos desde el sur del país.
Mientras autoridades aseguran que el suministro de combustibles se está regularizando, la realidad en las rutas cruceñas demuestra lo contrario. En la doble vía a La Guardia, a la altura del ingreso a la carretera a Camiri, largas filas de vehículos se extienden durante días. Camioneros, motociclistas y transportistas de carga se ven obligados a acampar en las cercanías de los surtidores, a la espera de una cisterna que muchas veces no llega.
Orlando Velasco, transportista que lleva granos desde el sur del país, relata que lleva tres días esperando para cargar diésel. “Siempre es así: tres días, cuatro días. Esta es la ruta que sigo y siempre cargo aquí”, contó con resignación. A su alrededor, decenas de conductores viven la misma situación, con incertidumbre sobre cuándo podrán retomar sus recorridos.
Velasco indica que el surtidor había cerrado poco antes de su llegada, y que, si tienen suerte, podrían cargar combustible al final del día. “Llegamos hace más de dos horas, pero esto es ver hasta qué hora. Muy difícil”, comentó.
Un video grabado por EL DEBER en el lugar muestra la magnitud de la fila, que se extiende a ambos lados del surtidor. “Miren ustedes la gran cantidad de vehículos esperando cargar diésel. Desde hace días están acá”, dice un reportero mientras muestra una doble fila de camiones y autos inmóviles.
La situación se repite en distintas estaciones de servicio de la región, agravando los costos del transporte y afectando a la cadena logística del país. Mientras tanto, las autoridades de YPFB insisten en que se están redoblando esfuerzos para garantizar el abastecimiento.
Sin recursos
En la víspera, el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, reveló que la empresa no cuenta con los recursos suficientes para atender la sobredemanda de diésel que se ha generado en el país, especialmente en regiones productivas como Santa Cruz, lo que explica las largas filas en surtidores y terminales de buses.
“Estamos despachando al 100%, pero ese 100% ya no es suficiente. Para reducir drásticamente las filas necesitaríamos sobredespachar al 110% y no tenemos los fondos para hacerlo”, afirmó.
El ejecutivo detalló que, debido a esta limitación presupuestaria, durante semanas críticas YPFB operó con apenas el 60% o 70% del volumen necesario, lo que generó desabastecimiento. Además, reconoció que el fenómeno de acopio y reventa ilegal de diésel —por parte de actores que compran miles de litros en lugar de los 40 o 50 habituales— distorsiona la demanda real y complica aún más el suministro.
Fuente: EL DEBER