Al caer a principios de 2024, los precios de la soja volvieron a los niveles observados en 2020. De acuerdo con los investigadores de la Cepea, este escenario está vinculado a la devaluación externa, la disminución de las primas a la exportación de semillas oleaginosas en el Brasil y una menor demanda internacional, especialmente de China.
Además, la presión también proviene de las estimaciones que indican un aumento de la producción sudamericana en la cosecha 2023/24, aunque estos datos contradicen las expectativas de muchos agentes, que creen en una reducción significativa de la oferta, ante los impactos de la climatología desfavorable en los cultivos brasileños.
Fuente: Canal Rural