Autor: Pablo Franco
Este año el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT) cumple 50 años de su fundación, por el ingeniero agrónomo Guillermo Ribera Tapia. Es momento de recordar la contribución de esta institución al desarrollo cruceño, nacional y mundial. Vale la pena recordar trabajos del impacto económico de la investigación en soya iniciada por la institución en los años 70 y 80 y cómo contribuyó al crecimiento y rendimiento del cultivo en los años 90 y 2000.
En los campos agrícolas de los valles es posible ver la contribución del CIAT en la difusión de semilla de tomate híbrido, el trasplante con tierra en bandejas, como tecnologías tangibles que son reconocidas por las empresas semilleras y otras organizaciones locales. quizás algo menos conocido o valorado son las tecnologías «soft» que tienen que ver con metodologías o formas de trabajo con productores. Existe pocas metodologías de transferencia de tecnología aplicable adecuadamente al manejo integrado de plagas (MIP), entre ellas tenemos las más usadas como las escuelas de campo (ECA) que fueron iniciadas en Asia y que requiere un trabajo en grupos de productores con tiempo especialmente dedicado al desarrollo de la escuela.
A inicios de los años 2000, el proyecto de Investigación para el desarrollo del Manejo Integrado de enfermedades en papa conocido como MIP Papa; instaló un laboratorio de diagnóstico de enfermedades, nematodos e insectos para apoyo a los productores en la ciudad de Comarapa, un centro productor por excelencia de los valles cruceños. Este laboratorio fue concebido para asesorar a los productores y organizaciones en la identificación de plagas y recomendaciones de MIP. Pero en sus inicios era evidente que los productores no lo estaban usando lo suficiente para tener importancia e impactos en la toma de decisiones para control de plagas como el definir que agroquímico o manejo utilizar. Así que los técnicos del proyecto decidieron montar una carpa en la feria dominical de Comarapa, conocida como Carpa Verde, donde se llevaba el laboratorio al público o productores que hacían sus compras alrededor del mercado. Se les pidió por radio que traigan muestras de las enfermedades y plagas a esta carpa, ahí podían verlas en microscopios y lupas, identificarlas correctamente con la ayuda de los técnicos y tener recomendaciones para su manejo.
Como el proyecto MIP Papa fue financiado por el Gobierno Británico, se recibía asesoramiento y visitas de CABI, institución reconocida a nivel mundial por su experiencia en identificación y manejo de plagas. Ellos vieron el potencial de esta metodología para difundir en otros países y se denominó en adelante Postas para Planta en Bolivia, y dando origen en otros países a las Clínicas para Plantas, o en inglés Plant Clinics.
El impacto de Posta Para Plantas ha sido medido de diferentes estudios en Bolivia y en otros países en desarrollo, por sus efectos en un mejor conocimiento de las plagas por los productores y como tal, en la capacidad del agricultor de definir qué medidas usar para su control o manejo. Este conocimiento permite tomar la decisión de que agroquímico usar en lugar de aceptar una recomendación que puede tener un interés meramente comercial.
Está en las manos de las instituciones de Santa Cruz seguir difundiendo los conocimientos y habilidades logradas en el departamento que lo proyectan como un referente en tecnología agrícola nacional.