El centro de abastecimiento tiene 11,42 hectáreas. Cada día llegan 13.000 toneladas de alimentos de cuatro departamentos del país. El precio en una jornada puede variar hasta cuatro veces de acuerdo con la puja de la oferta y la demanda.
Jueves, 20:45. Gladys hace un par de horas que recorre los diferentes pasillos de una estructura de cemento que se extiende a lo largo y ancho de 11,42 hectáreas y en donde la atención es de lunes a lunes durante todo el año. El único momento donde se para es cuando el equipo de limpieza entra en acción.
Este caminar paciente de Gladys tiene su explicación: La variación constante de los precios que hacen del nuevo Mercado Mayorista Abasto Sur, el Wall Street de las verduras, hortalizas y verduras, en donde se define el valor de los alimentos, que tendrá impacto en los 60 mercados municipales de la ciudad, en las innumerables tiendas barriales, en los restaurantes y supermercados.
“Estoy hace dos horas cotizando. Cuando llegué, la caja de tomate estaba en 60 bolivianos, pasaron unas horas y su precio bajó a 40 bolivianos y si uno espera alrededor de la madrugada se puede llevar una caja por no más de Bs 30. Uno debe ver las oportunidades y aprovecharlas”, explicó Gladys.
Luces blancas y naranjas cuelgan iluminando el lugar, donde camiones cargados con canastos con lechugas, bolsas con acelgas, apio, papas, cebollas, zanahoria y cajas con tomates, llegan desde las 16:00 y no van a parar hasta bien avanzada la madrugada.
El Nuevo Abasto, como todos lo conocen, cobró vida el 15 de noviembre de 2017. Su nacimiento fue caótico, pues en principio se pensó el lugar para unos 1.130 puestos cerrados, pero la presión y la necesidad para poder vender hizo que se tenga que habilitar la playa donde se ubica otro grupo numeroso de comerciantes.
Los puestos cerrados tienen una superficie media de 34 metros cuadrados, organizados en seis bloques. También hay 112 puestos de venta del productor al consumidor, organizados en dos bloques, con 56 puestos de estacionamiento de camiones en cada bloque.
En su pico máximo el mercado llega a tener más de 3.000 comerciantes, que de forma organizada despliegan sus productos, ponen los precios y esperan a unas 5.000 personas que a lo largo de un día van llegando de diferentes partes de la ciudad y del país.
Alejandra duda, consulta a sus compañeras de venta y finalmente se anima. Se arregla su larga cabellera negra y asegura que las lechugas, espinacas, acelgas y zapallos que ofrece son los mejores de los Valles cruceños y que los precios, ya cerca de las 22:00, son más económicos en comparación con los que se cobraba en la tarde del jueves.
“Casero, acá los precios cambian a cada rato. La canasta de lechuga crespa, al llegar, se ofrece digamos en 100 bolivianos, ese precio se mantiene mientras van llegando los mayoristas que compran para llevar al Beni, a Puerto Suárez, a San Julián y a Monteagudo. Pero si hay poca venta, los precios bajan a 80 bolivianos. Y como nosotros somos productores, no nos podemos quedar en el mercado, si vemos que no nos están comprando ya rematamos las canastas y las vendemos a Bs 50. Así se manejan los precios, caserito”, explicó Alejandra.
La llegada de los camiones
El tráfico vehicular es constante. Camiones, camionetas, vehículos 4×4 y taxis con parrillas desfilan. Todo sirve para cargar algunos bultos o varias toneladas de verduras, hortalizas o frutas.
Romualdo Roca, director del Nuevo Abasto, detalla que por día ingresan 100 camiones, con una capacidad de carga de 25 toneladas cada uno, y unos 750 camiones o camionetas de menor porte que en su conjunto transportan unas 10.500 toneladas diarias.
“Este es un centro de abastecimiento que literalmente no cierra y que por día ingresan unas 13.000 toneladas, entre verduras, hortalizas y frutas que se distribuyen a los demás mercados de la ciudad, de las provincias cruceñas y a otras regiones del país”, precisó
Romualdo, abogado de formación, está convencido de que este mercado mayorista tiene toda la oferta alimenticia que el país produce.
“Acá tenemos todo lo que producen los Valles cruceños, también llegan lo que se cultiva en el Trópico cochabambino, en La Paz y Potosí”, indicó el director.
Vallegrande aporta con papa, zanahoria y cebolla, el Trópico cochabambino dice presente con papa, papalisa, haba, arvejas y frutas; La Paz y Potosí aportan con chuño, quinua, arvejas y también con haba. Desde Tarija, la uva y el durazno buscan un espacio en los puestos de venta y desde los campos chuquisaqueños, los ajíes son los principales embajadores de esa región del país.
Romualdo recordó que la creación de este centro de abastecimiento fue planificada para que los comerciantes de Santa Cruz y otras regiones lleguen con sus productos y los vendan de forma directa a los mayoristas y al público en general.
Para concretar este modelo de comercialización, los diferentes representantes de los comerciantes viajaron a Perú y Brasil para conocer como funcionaba el comercio mayorista de alimentos y esa idea la concretaron en Santa Cruz, “ante la gran necesidad de contar con un centro da abastecimiento mayorista debido al gran crecimiento poblacional en Santa Cruz”.
Si bien, la concepción fue de un mercado mayorista, esa ida fue cambiando para dar paso también a la comercialización por menor. Es ahí donde se habilitan los puestos al aire libre o playas, donde de acuerdo con la temporada de producción de frutas, los productores de Porongo, La Guardia o del Torno , llevan sus productos y se retiran una vez concluida la venta, pero esa opción ya no solo es para las frutas, sino que se extendió para los tubérculos, verduras y hortalizas.
La pizarra de los precios
En el Wall Street de las verduras, hortalizas y frutas, no hay una campana o timbre electrónico que indique si las acciones o bonos, en este caso los alimentos, subieron o bajaron de precios. En su lugar están las vendedoras, la presencia femenina es abrumadora, que como expertas corredoras o agentes de bolsas, van gritando y actualizando los precios.
¡Casera, casero!, la caja de tomate bajó de precio, aproveche.
¡Se acaba, se acaba el zapallo! Aproveche, aproveche.
¡De Los Negros, fresquita la lechuga y la acelga! Esta barato, aproveche ahora, que luego su precio va a subir.
Son las alertas que las vendedoras exclaman provocando que los compradores se arremolinen donde hay una baja de precios y compren las acciones (tomates, papas, cebollas o frutas), antes que vuelvan a subir. Esta es una escena que se repite diariamente y en diferentes frecuencias.
Si bien es cierto que los precios de los alimentos fluctúan según la oferta y la demanda, y la liquidez del alimento (facilidad para comprarlo o venderlo) depende de la cantidad ofertada, hay factores externos que muchas veces condicionan los precios.
“Los eventos de fuerza mayor como las heladas, sequías, inundaciones, plagas y los conflictos sociales como los bloqueos de carretera afectan a la oferta, entonces cuando esta es menor los precios se encarecen, pero cuando todo esta normal y hay una gran producción los precios bajan. Hubo casos en que una caja de tomate se vendía en 20 bolivianos, pero cuando no había el producto su valor llegó a costar 180 bolivianos”, hizo notar Romualdo.
Así, el Nuevo Abasto es un espacio generador de precios que impacta en los demás mercados de la ciudad. Si el índice del Wall Street de las verduras, hortalizas y frutas tiende al alza, su efecto contagiará a los demás centros de abastecimiento, si por el contrario tiende a la baja eso impactará en los otros mercados.
La oportunidad para ahorrar
Otro de los aspectos del Nuevo Abasto que seduce a los compradores son los precios. Su conformación esta relacionada con la asociación de los productores que unen esfuerzos al contratar uno o varios camiones, llegan con sus productos al mercado y lo venden al valor más bajo.
“Eso no sucede en los mercados de los barrios de Santa Cruz o de otros departamentos, pues el alimento pasa por dos intermediarios. Está el mayorista que compra grandes cantidades y lo distribuye, con un precio más caro, en los demás mercados, y el segundo intermediario es el vendedor al consumidor final, que también ofrece el alimento a un precio mayor”, puntualizó el director del Nuevo Abasto.
La oportunidad de ahorrar cobra relevancia en un escenario donde la inflación acumulada de enero a junio es de un 15,53%, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y donde justamente son los alimentos los productos más inflacionarios.
En este sentido, Carlos Aranda, economista del Centro de Estudios Populi, observó que las personas deben poner en práctica todas sus estrategias de compra para poder de alguna manera tener la posibilidad de que los bolivianos que tiene, pues a su criterio esta inflación se explica por la pérdida del valor de la moneda nacional, le rinda de la mejor manera.
Por ello, las amas de casa que llegan se juntan con sus familiares y ante la rebaja de algún precio optan por compran en grandes cantidades para de esta manera ahorrar entre un 40% y un 50%.
Así, el Wall Street de las verduras, hortalizas y frutas, facilita la conexión entre los productores que necesitan vender y las personas que buscan comprar, generando un mercado donde se determinan los precios de los alimentos y se facilita su negociación.
MÁS DEL TEMA
850 camiones. Este es el ingreso diario de camiones de mayor y menor porte, transportando verduras, hortalizas y frutas.
8 años. Es el tiempo que ya lleva funcionando el Mercado Mayorista Nuevo Abasto.
Ferias. Los lunes, martes, jueves y viernes son los días de mayor afluencia.
Ubicación. El Nuevo Abasto está a la altura del kilómetro 8 de La Guardia.
Importación. En el Nuevo Abasto hay un sector donde se ofrecen frutas importadas desde Argentina, Brasil, Chile y Perú. Su precio es mayor a la oferta nacional.
Variedades. En el sector de frutas importadas, se destacan las manzanas rojas, las verdes, también se ofrecen peras y paltas. La escasez de dólares está afectando a los que se dedican a este negocio.
Resistencia.Las manzanza que llegan desde Argentina en cajas de 20 kilos, según las vendedoras, tienen la propiedad de que se las puede congelar y durar unos seis meses, mientras se descongela lo que se va a consumir.
Fuente: EL DEBER