Desde la Asociación Rural del Paraguay (ARP) destacaron el trabajo de la Mesa Paraguaya de Carne Sostenible en el país. Calixto Saguier, miembro del gremio, mencionó que actualmente ya hay ganaderos que invitan a ver cómo producen con responsabilidad ambiental y social.
“La sostenibilidad no es un discurso: se demuestra con hechos. Lo que se hace es medir, demostrar y publicar”, explicó a la 800 AM, agregando que hoy se tiene una función muy importante como mesa que reúne a todos los sectores incluso enfrentados.
Por otro lado, consideró que levantar la vacunación contra la fiebre aftosa sería un error, además los productores todavía no olvidan lo sucedido en el 2011 cuando se registró un brote de fiebre aftosa. “No vamos a arriesgar 2.000 millones de dólares por una posibilidad en carne porcina”, añadió.
Saguier sostuvo que el Estado debe ser árbitro y fijar normas a los sectores productivos, señalando que se percibe que existe intención de imponer el fin de la vacunación antiaftosa. “Uruguay vacuna y vende a Japón. Paraguay también puede. No necesitamos eliminar la vacuna para abrir mercados. Necesitamos coherencia y seguridad, afirmó.
Además, expuso que si bien vacunando uno no se libra de la aftosa se está evitando un gran riesgo, pues el sector además está saliendo de cuatro años de sequía, y ahora de inundaciones. “Tiene mucho justificativo, pero se está poniendo en riesgo una ganadería que genera 30 millones versus una ganadería que genera 2.000 millones de dólares”, enfatizó el miembro de la ARP.
A modo de ejemplo, apuntó que actualmente la deuda a los bancos es de unos USD 2.000 millones. “Todos en la ARP y los ganaderos tenemos el consenso único de mantener la vacunación, según asamblea se decidió continuar vacunando y eso no se puede cambiar”, puntualizó.
Según datos de la Fundación Servicios de Salud Animal (Fundassa) las vacunas contra la fiebre aftosa y la brucelosis continúan aplicándose con altos niveles de cobertura. En Paraguay se mantienen precios accesibles, con dosis que van desde los 2.000 a 3.600 guaraníes, muy por debajo de países vecinos.
Fuente: La Nación