La agricultura regenerativa explicada desde un bote de salsa de tomate
Es el clásico acompañante de los macarrones y el truco no tan secreto al que echaron mano generaciones de niñas y niños para comer lo que tocaba cada día. Ahora también es parte de la agricultura regenerativa: hablamos de la salsa de tomate que llega a los lineales del supermercado desde Extremadura.
Los tomates que son la materia prima de Solís llegan a la planta que Nestlé tiene en Miajadas (Cáceres) desde las Vegas del Guadiana. Con ello, buscan potenciar la proximidad, pero también apostar por un modelo regenerativo. Todos los tomates que se usan para crear las salsas se producen con técnicas de agricultura regenerativa, que apuesta por la recuperación del terreno en paralelo a la producción de hortalizas y verduras.
Los agricultores de la zona han modificado cómo cultivan para producir tomates con menor huella y con una visión holística del entorno. «Fue un proceso natural porque muchos de las intervenciones que contempla la agricultura regenerativa tienen pleno sentido agronómico», explica Beatriz Guimarães, especialista en Sostenibilidad de Nestlé España y Portugal.
Pero ¿cómo se hace esa agricultura regenerativa? Estas técnicas proponen trabajar la rotación de cultivos teniendo en cuenta las necesidades del suelo, pero también usar a la propia naturaleza para reducir plagas, usos de fertilizantes o eficiencias de gasto de recursos naturales. Así, por ejemplo, se fertiliza con materia orgánica o se acompañan los cultivos de otras plantas que refuerzan el terreno y la biodiversidad.
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