El boom del pollo en Argentina: consumo récord, exportaciones y nuevos desafíos

Con un consumo que supera los 47 kilos por persona al año, el pollo se consolida como la carne más elegida por los argentinos.

En un momento en que el consumo es el eje central del debate, el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) informó que el consumo de pollo en Argentina ha alcanzado los 47 kilos por persona/año. Este incremento se debe, en gran medida, a la diferencia de precios entre los distintos tipos de carne, frente a una demanda de derivados vacunos en baja por el fuerte aumento de sus precios. Carlos Sinesi, director ejecutivo del CEPA, nos brinda más detalles sobre este fenómeno.


– Se habló mucho esta semana porque se dijo que, por primera vez, se consume más carne de pollo que carne vacuna.

– Sí, en realidad no es la primera vez. Es una tendencia que se viene dando en los últimos cinco años. Como bien sabés, el crecimiento de la avicultura ha sido notable. Si nos remontamos al año 2000, el consumo de carne de ave era de 22 kilos por habitante por año, mientras que el de carne vacuna superaba los 70 kilos. Sin embargo, el inicio y la salida de la convertibilidad nos permitieron un incremento paulatino, primero con planes estratégicos y luego con iniciativas como el del Bicentenario, sumado al impulso de las exportaciones. Esto nos ha llevado a un consumo anual de entre 47 y 49,5 kilos por habitante, dependiendo del año. En algunos momentos hemos superado a la carne vacuna y en otros hemos estado por debajo. No es la primera vez. Quizás hace dos años también estuvimos por encima, cuando tuvimos el brote de influenza aviar y nuestras exportaciones estuvieron cerradas desde febrero hasta agosto de 2023. En ese período, mucha carne quedó en Argentina y recién pudo ser exportada a partir de septiembre. A lo largo de los años, el liderazgo entre una carne y otra se alternará, pero el consumo se mantendrá constante. Hoy, el consumo de las tres carnes principales (vacuna, aviar y porcina) es de 115 kilos. Como siempre decimos, para que alguien gane un kilo de consumo, otro tiene que dejarlo, y nadie quiere hacerlo.


– Y el tema consumo, el precio para el consumidor, ¿Cómo viene?

– El precio del vacuno tracciona mucho al de la carne de pollo. El pollo entero se ubica entre $3.000 y $3.600 el kilo en CABA. Tenés alternativas como el cuarto trasero, que se vende a $8.500 los 3 kilos, o la pechuga, a $7.500 el kilo en la Ciudad de Buenos Aires. Por supuesto, hay barrios en la ciudad donde es más caro y lugares en el conurbano donde es más barato. Cada provincia también tiene sus propios valores. Si tomamos el pollo entero a $3.500, estamos hablando de que con $8.500 come una familia completa. Es un producto de acceso para todos los bolsillos de los argentinos. El otro día me encontré con una sorpresa: vi 3 kilos de alas a $5.000. Y si bien algunos podrían decir «es solo ala», por ejemplo, en el Super Bowl la cantidad de alas que se consumen ese día es increíble, ¡una locura! En el mundo, el ala es un producto muy solicitado, no solo en el sudeste asiático, sino también en Estados Unidos y México.


– Es que hay empresas que han forjado su poderío sobre las alas. Hay dos o tres marcas de restaurantes.

-Totalmente, sí, exactamente. Me parece que esa variación de productos es lo que impulsa este crecimiento constante, fruto del trabajo de las empresas productoras y también de las pollerías o granjas que han generado un revuelo importante. Hoy, cuando decís «milanesa a la napolitana», no sabés si se está hablando de la milanesa de ternera o la suprema de pollo a la napolitana. Es un crecimiento constante que estamos experimentando.

– ¿Cómo son las perspectivas? ¿Cómo viene la demanda a nivel local?

– A nivel local, la demanda se mantiene constante. Estamos produciendo alrededor de 2,5 millones de toneladas este año. Probablemente haya un poco más de exportaciones, entre 250.000 y 260.000 toneladas, gracias a la rehabilitación de China, y también de Corea del Sur y Filipinas. Exportamos a 64 destinos, así que este año estaremos en 67 en total. El crecimiento de la exportación ha tardado. Crecerá al compás de la producción. Hoy, exportar es complicado por el tipo de cambio, las retenciones y la devaluación de Brasil de principios de año, pero siempre hay que estar en ese mercado porque, al cambiar las variables macroeconómicas, automáticamente pueden surgir buenos precios en los mercados.


– Usted ya mencionó la exportación, vamos a eso. ¿La reapertura de China tiene un horizonte, un techo? ¿Cómo se evalúa a China como demandante?

– No, China es un mercado donde hasta febrero de 2023 teníamos entre 75.000 y 80.000 toneladas por año. Eso es lo que se perdió en 2023 y 2024, porque estuvimos dos años y catorce días cerrados. El principio es recuperar esas 75.000 u 80.000 toneladas, lo cual no significa que se sumen directamente a las exportaciones, porque parte de esas garras o puntas de alas estaban yendo a otros destinos del sudeste asiático, como Hong Kong, Vietnam, Singapur, Indonesia. Pero bueno, van a tener un reingreso paulatino. Los primeros embarques estarían llegando a partir de la semana que viene. Tendrán controles más estrictos, como siempre ocurre con los primeros. Pero esperamos recuperar ese mercado lo más rápido posible. Este año no sé si llegaremos a ese volumen, pero creo que, al menos, esperamos alcanzar las 50.000 toneladas. Veremos cómo se dan estas primeras cargas para estimar el volumen mensual y, en función de eso, analizaremos el segundo semestre.


– ¿Enviar a China es muy caro? ¿Cuánto incide todo el tema logístico?

– No. El costo logístico para nosotros, obviamente, es más caro que en otros países porque estamos muy alejados, pero con los precios que se pagan tanto por la garra como por la punta del ala o el ala completa, fundamentalmente, actúa como recupero. La garra que la gente no consume y la cantidad de alas que demanda el sudeste asiático, y especialmente China, nos permite tener un mejor costo para el resto de los productos. Esa es la gran ventaja que tenemos de venderle a China, y obviamente, el valor de venta cubre todo el tema de logística.

– Otro tema es el de Brasil, que tuvo complicaciones sanitarias. ¿Cómo va a impactar eso en el mercado local?

– Brasil tuvo el primer brote de influenza aviar en aves comerciales el 15 de mayo. Uno se pregunta si fue una oportunidad, y puede serlo, pero es problemático. Nadie quiere que algo así le pase, menos a un país limítrofe y tan cercano a nuestra zona de producción, porque esta vez fue en Río Grande del Sur, a 750 kilómetros de la provincia de Entre Ríos. Pudieron trabajar muy bien el lugar donde tuvieron el foco, que fue en una granja de reproductoras, y se les cerraron muchos mercados. En una charla que tuvimos con ellos, de los 152 mercados que tienen abiertos, 22 se les cerraron automáticamente, y el resto los mantienen abiertos. Pero entre los 22 que les cerraron están la Unión Europea, Sudáfrica, China y Corea del Sur, mercados muy importantes. A nosotros, cuando nos pasó esto en 2023, automáticamente salimos a vender a muchos mercados de África que teníamos abiertos, pero a los que no se les vendía por un tema de precio del producto que ellos compraban. Pero esa situación no es la misma para Brasil, porque ellos exportan 5 millones de toneladas de carne por año. Es un cambio de paradigma y van a tener que hacer algo para tratar de resolverlo lo más rápido posible. Sabemos que están haciendo muchas tratativas por diferentes destinos, así que supongo que le van a encontrar la vuelta. Veremos cómo van a hacer con estos destinos tan importantes que mencioné, si pueden ir recuperándolos lentamente, en el sentido de que la restricción se aplique exclusivamente al estado de Río Grande del Sur. Están trabajando en zonificación, como trabajamos nosotros, así que creo que es la forma de trabajo que corresponde. Se están cuidando mucho, no han tenido nuevos brotes en áreas comerciales y están controlando todo a través de los diferentes análisis. Esperemos que lo resuelvan lo más rápido posible.


– Cuando desde Argentina se escucha esta noticia, ¿Qué piensa más, en el no contagio o en la posibilidad de ganarle un mercado a Brasil?

– Las dos cosas. Por haberlo vivido, me parece que la preocupación de que esté cerca tiene importancia. Y que puedas ganar un espacio en algún mercado a corto plazo también es bueno, porque hay mercados que uno recupera más rápidamente. Si Chile le cierra directamente las puertas a Brasil, podemos recuperar parte del mercado que nosotros perdimos con la influenza aviar. Pero después hay otros mercados que nosotros no podemos cubrir directamente. Tampoco es bueno que algún mercado necesite el producto y no se pueda desarrollar una situación de mejora del consumo en esos destinos. También, por consultas que venimos haciendo en determinados destinos, tienen un stock de productos de Brasil para dos, tres o cuatro meses. Entonces, tienen un tiempo como para ir recuperando. Lo que pasa es que Brasil tampoco puede stockear mucho más. Lo último que nos decían era el tema de las cámaras, no tienen más lugar. Eso lo van a tener que resolver de otra manera. No es un tema menor para Brasil, que produce en total 13 millones de toneladas y exporta alrededor de 5 millones.

Fuente: Más Producción

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