La Asociación de Productores de Semillas (Asosemillas) y sus 25 asociaciones afiliadas, en voz de su presidente Pedro Pellegrino manifestó estar a favor del uso de la biotecnología en Bolivia, pero realizó unas precisiones respecto a esto a fin de que la opinión pública tenga un conocimiento cabal sobre esta tecnología hoy por hoy requerida por los agroproductores nacionales en pro de mayor productividad en cultivos como la soya, maíz, trigo, caña de azúcar y algodón.

“Nosotros (Asosemillas) ofrecemos más de 26 variedades de soya, 12 variedades de trigo,12 híbridos de maíz y 26 híbridos de sorgo. Desde Asosemillas hemos anunciado en varios espacios que estamos de acuerdo con la biotecnología que se aplican hoy en variedades e híbridos que desde los distintos laboratorios o empresas internacionales se investigan, desarrollan y aplican”, precisó.

Pellegrino cuestionó que la alta promoción sobre el uso de biotecnología en el país, sobre la cual están plenamente de acuerdo para que sea aprobada, actualmente está siendo afectada de manera transversal al sector semillero legal que investiga, desarrolla y produce variedades e híbridos registrados legalmente según las normas de certificación.

Destacó que la biotecnología es una herramienta aplicada a plantas y cultivos para mejorar su defensa frente a insectos o aumentar su tolerancia a herbicidas como el glifosato. Aunque mediáticamente se la presenta como sinónimo de altos rendimientos, su verdadero aporte radica en la eficiencia que ofrece, ayudando a ahorrar agua y diésel en las labores agrícolas, lo que la convierte en un recurso valioso para optimizar la producción.

“Esta alta promoción hace que campaña a campaña sea menor el uso de semilla legal. En el Primer Congreso Internacional Agropecuario efectuado en Fexpocruz, los datos oficiales confirman que más del 80% de las semillas usadas en el área es ilegal, ya sea en maíz y en soya que son los cultivos que tienen los elementos transgénicos. Gran parte de esa área, la siembra se realiza con semillas transgénicas, no se puede decir qué porcentaje, pues también son ilegales las semillas que están registradas, es decir, las que tienen el evento RR”, dijo.

Así, Pellegrino constató que los transgénicos están ya en Bolivia de forma ilegal puestos en variedades que no están registradas en las normas de certificación de semillas.

"Calculamos que cerca de 1.6 millones de hectáreas, de las dos millones dedicadas al cultivo de maíz, utilizan semillas de origen dudoso. Dentro de esta ilegalidad se incluyen las variedades que los agricultores emplean para su uso propio, aunque cabe destacar que el uso propio es legal; el problema radica en que los agricultores no lo declaran," explicó.

En consecuencia a todo lo afirmado, Pellegrino determinó que esta situación tiene como consecuencia la baja de nuevas variedades e híbridos generando el cierre del programa de investigación de las empresas semilleras locales, y ni qué decir acerca de la importación de semillas de maíces convencionales provenientes del exterior.

"Con la disminución en la comercialización, se han cerrado más programas y las empresas han reducido la contratación de técnicos especializados. A esto se suma la falta de control en el comercio por parte del Iniaf, lo cual es motivo de preocupación. Los semilleristas no somos responsables de controlar la ilegalidad, nuestra tarea es garantizar la calidad de la semilla. Sin embargo, el Iniaf, que actúa como nuestro fiscalizador, no prestó servicios durante 21 días en abril, afectando las exportaciones, los registros de campo y los análisis de laboratorio. Hemos enviado un planteamiento al director ejecutivo del Iniaf para entender las razones de estos retrasos y la falta de continuidad en sus servicios. Aunque no hemos recibido respuesta, continuaremos insistiendo," puntualizó.

Fuente: SCA

Fecha: 13/09/2024