El INRA dice que “la quema siempre ha sido una herramienta en la agricultura”, pero por el cambio climático ahora genera consecuencias graves
Eulogio Núñez, director del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), dijo que en Bolivia se aplican sistemas de producción más sostenibles en el Chaco y la Amazonía
El director de la Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), Eulogio Núñez, informó que los incendios forestales no son un fenómeno aislado en Bolivia, sino que son parte de una crisis global.
Entrevistado por el programa Los Hechos Cuentan, que se emite por Bolivia TV Núñez abordó la grave situación de los incendios forestales en Bolivia y el impacto del cambio climático en la agricultura y ganadería.
Explicó que los efectos del cambio climático—como sequías, inundaciones, y vientos intensos—alteraron las condiciones tradicionales de producción agrícola y ganadera, volviendo más impredecible el uso del fuego como herramienta de manejo de tierras.
Esto, según el funcionario, provocó que las quemas controladas, utilizadas durante décadas, se conviertan en incendios incontrolables.
“Lo importante es ubicarnos en un contexto mundial de crisis ambiental. La quema siempre ha sido una herramienta en la agricultura y ganadería, pero los efectos del cambio climático han hecho que esta práctica, hoy en día, tenga consecuencias mucho más graves”, explicó el director del INRA.
Núñez enfatizó que, aunque el uso del fuego ha sido una práctica tradicional, existen alternativas para evitar su uso en la habilitación de tierras agrícolas y ganaderas. En Bolivia ya se están implementando sistemas más sostenibles en diversas regiones, como los sistemas silvopastoriles en el Chaco y sistemas agroforestales en la Amazonía.
Estas técnicas permiten el manejo de la tierra sin recurrir a quemas, al tiempo que mejoran la producción.
Uno de los ejemplos más destacados que mencionó es la siembra directa, un método que evita el arado completo del suelo, usando maquinaria especializada que prepara solo el área donde se siembra. Este tipo de prácticas, que ya se emplean en muchos países, evita el daño al ecosistema y mejora los rendimientos agrícolas. “Estamos hablando de sembrar en un terreno sucio, con rastrojos que protegen el suelo y mejoran su fertilidad”, explicó Núñez.
Acciones gubernamentales y control de incendios
Núñez informó que, debido a acciones coordinadas del Gobierno Nacional, en colaboración con bomberos voluntarios y gobiernos autónomos, se reduce considerablemente los focos activos de incendios. Actualmente dijo que solo quedaban focos en tres departamentos: Santa Cruz, Beni y La Paz, distribuidos en 22 municipios y 55 localidades.
En esa línea indicó, que, hasta el momento, el 59% de las cicatrices de quema registradas en el país corresponden al departamento de Santa Cruz, seguido del Beni con un 38%.
Además, aclaró que no se trata de acusar a una región o sector específico, ya que los incendios afectan a todo tipo de propiedades, desde tierras fiscales hasta propiedades comunitarias y privadas. En este sentido, hizo un llamado a la unidad y cooperación entre los diferentes actores involucrados.
Recientemente, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) señaló que muchos de los incendios ocurren en tierras fiscales. Al respecto, Núñez explicó que se debe diferenciar entre focos de calor, detectados por satélites, y focos de incendio activos.
Los focos de calor, usado como referencia para medir los incendios por la CAO, no siempre representan un incendio, ya que pueden ser causados por otras anomalías, como el calentamiento de superficies metálicas.
Aun así, enfatizó la importancia de cruzar la información oficial del INRA con la que proveen otras instituciones para obtener un panorama más claro y tomar medidas efectivas.
“Los focos de calor no son un indicador fiable para determinar un incendio activo; pueden reflejar anomalías en la temperatura del terreno, como el calentamiento de una calamina”, aclaró.
Además, Núñez aclaró que solo el 9% de las tierras fiscales disponibles son utilizadas para asentamientos de comunidades indígenas y campesinas, desmintiendo el informe de la CAO que sostiene que el 78,4% de los focos de calor de registras en este tipo de terrenos.
“Es momento de unir esfuerzos y dejar de culpar a sectores específicos. Todos debemos adaptarnos a las nuevas realidades climáticas y buscar alternativas sostenibles para la producción agrícola y ganadera”, subrayó.
Núñez dejó claro que, aunque los incendios continúan siendo un problema, existen formas viables de enfrentar esta crisis y transformar la manera en que Bolivia produce sus alimentos, protegiendo al mismo tiempo su patrimonio natural.
Fuente: El Deber
Sección: Economía
Fecha: 17/09/2024
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