La soya en su hora crítica: sequía, caída de ventas y riesgo por la falta de alimentos en 2025

Este año se estima una pérdida de $us 650 MM en exportaciones, pero si no hay diésel para la cosecha de verano, 2025 puede ser peor y faltar carne de res, pollo, cerdo y la leche, advierten en la industria.

 

Este año ha sido crítico para la soya y el complejo oleaginoso, y esta situación puede repercutir en la seguridad alimentaria para 2025. Primero por la sequía, que hasta fin de año podría provocar una caída de 650 millones de dólares en las exportaciones; luego la falta de diésel, que amenaza la campaña de verano y podría desequilibrar la cadena de producción de alimentos. Además, el sector ha enfrentado los bloqueos de carreteras y avasallamientos de predios.

 

En abril de este año, la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) advertía que el sector soyero enfrentaba la crisis más severa de los últimos 30 años con una alarmante reducción productiva de al menos 800 mil toneladas, en comparación con la campaña de verano 2022-2023. Esto se traducía en una pérdida económica que oscila en los 300 millones de dólares para toda la cadena de valor que se enlaza con la soya.

 

Pailón, Cuatro Cañadas, San Julián y San José de Chiquitos, donde se concentra el 55% de la superficie cultivada de soya, sufrieron este año por la falta de agua. Los efectos alcanzaron a todos quienes componen la cadena productiva: proveedores de insumos, exportadores, transportistas y otros.

 

El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (Ibce), Gary Rodríguez, informó que este año, por la sequía, el volumen de las exportaciones de soya cayó en 708 mil toneladas hasta septiembre.

 

En valor, el récord exportador del sector se dio en 2022, por 2.230 millones de dólares, bajó a 1.755 millones el año pasado, mientras que hasta septiembre de 2024 suma 878 millones, con una baja de 523 millones, en comparación al tercer trimestre de 2023.

 

La razón para tan abrupto descenso tiene que ver directamente con el clima, especialmente este año, porque por la sequía se perdieron más de 800 mil toneladas de grano, aunque algunos dicen que más de un millón de toneladas.

 

El Ibce estima una pérdida por la no exportación de soya y derivados hasta fin de año que supera los 650 millones de dólares. “Es algo preocupante por el golpe para el debilitado sector agrícola-agroindustrial; pero también para el país, porque no ingresará esa millonaria cantidad de divisas, justo cuando más la necesitamos”, lamentó Rodríguez.

 
 

Para el gerente del Ibce, al paso que se va, este es uno de los peores años para el sector, pero todo dependerá de cómo culminará la cosecha de invierno del grano de soya.

 

Esta cosecha está afectada por el desabastecimiento del diésel, por una parte, y por las lluvias en curso que amenazan con provocar pérdidas de cultivos, así como con mermar la productividad del sector.

 

El presidente de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob), Jorge Amantegui, advirtió que 2025 podría ser peor para toda la cadena productiva, si no se logra cosechar el grano que falta de la campaña de inverno y la de verano, por los problemas con el suministro de diésel.

 
 

“Como sector este año hemos enfrentado la falta de materia prima; hemos tenido, por sequía, 700 mil toneladas menos de gramo de soya. Eso ha provocado que tengamos menor cantidad de materia prima para elaborar los subproductos y hemos exportado 600 millones de dólares menos que el año anterior”, precisó.

 

Las industrias oleaginosas están preocupadas porque falta grano de soya para procesar y, encima, este año por los bloqueos y la falta de diésel no logran levantar la cosecha de invierno en su totalidad. Afirman que aún quedan por recuperar unas 200 mil toneladas de soya y no se han sembrado 1,3 millones de hectáreas en la campaña de verano.

 

“De esta campaña se espera una producción de dos millones de toneladas de soya. Estamos preocupados, porque si solo faltando 700 mil hectáreas hemos tenido esa pérdida en las exportaciones, si no se logra sembrar hasta fines de diciembre ese un millón 300 mil hectáreas, que son más de dos millones de toneladas de soya, la situación para 2025 va a ser muy grave por la falta de producto procesado”, advirtió.

 

 

Según Amantegui, sin esa cosecha las industrias no podrán procesar harina, aceite, cascarilla para los sectores pecuario, lechero, porcinocultor y habrá desabastecimiento de alimento para estos y pérdidas en exportaciones, lo cual sería un golpe muy duro.

 

“Evidentemente, el año ha sido muy duro por la sequía que nos ha afectado tremendamente, pero vislumbramos un 2025 peor, si es que no se logra sembrar el grano de soya previsto de la campaña de verano, porque habrá menor oferta de carne de pollo, cerdo y la leche para la población”, advirtió.

 

En noviembre, Anapo informó que 400 mil hectáreas de soya listas para la cosecha en el Norte Integrado y 1,5 millones de hectáreas de soya, maíz y sorgo, previstas para la siembra de verano, estaban en riesgo por la falta de diésel.

 

Con ello, dijo que también las industrias avícola, porcina, lechera y de carne de res podrían verse afectadas al no tener garantizado el abastecimiento de esos granos para la producción de alimentos básicos para la población, como la carne de pollo, carne de cerdo, carne de res, leche y huevo, entre otros.

 

Su gerente general, Jaime Hernández, lamentó que la falta de diésel encuentra a los productores en plena época de siembra y cosecha. “Si no se resuelve este problema, no solo se afectará a la producción agrícola, sino que se pondrá en riesgo toda una cadena que genera cientos de miles de empleos y excedentes destinados a las exportaciones”, apuntó.

 

El Gobierno se comprometió a dar diésel, de manera prioritaria, al sector productivo.

 

 

Un sector clave, que genera ahorro de divisas y unos 150.000 empleos

 

El sector oleaginoso es clave para la economía boliviana por el ahorro de divisas en importaciones, captación de dólares y la venta y generación de 150 mil empleos directos e indirectos.

 

“En cuanto hace al comercio exterior, el aporte del sector oleaginoso tiene que ver, por una parte, con el ahorro de divisas por la sustitución de importaciones de grasas animales y aceites vegetales y, por otra, la captación de dólares por exportación”, resaltó el gerente del  Instituto Boliviano de Comercio Exterior (Ibce), Gary Rodríguez.

 

Desde el punto de vista social se destaca el gran aporte de empleos, que se calculan en unas 150 mil fuentes de trabajo directo o derivado, lo que beneficia a un millón de personas de una u otra manera.

 

“La importancia del complejo productivo oleoproteico de la soya definitivamente es vasta, no solo por la millonaria inversión en campos de cultivo y fábricas, sino también por el portentoso movimiento económico que implica la siembra de más de dos millones de hectáreas”, precisó.

 

Esto, considerando las campañas de verano, en las que se siembra soya, principalmente, y la campaña de invierno con soya, aunque en menor proporción, pero con un alto protagonismo de cultivos de rotación como trigo, sorgo, girasol, maíz y chía, con una cosecha conjunta de más de cinco millones de toneladas/año.

 

Rodríguez indicó que, por otra parte, está el efecto multiplicador en otros sectores como banca, transporte, almacenamiento, industria, comercio, energía, comunicaciones, gastronomía y servicios de soporte, entre otros.

 

Para la recuperación del sector, el Ibce considera importantes:

 

1) Seguridad jurídica para la inversión (acabar con avasallamientos, bloqueos y cambios en las reglas de juego que afectan al sector productivo).

 

2) Seguridad de mercados (libre exportación y eliminación de restricciones para vender excedentes).

 

3) Seguridad sobre buenas políticas públicas (para mejorar la productividad y la competitividad).

 

“El complejo oleoproteico de la soya, por su peso específico y por las razones indicadas, merece la mayor de las consideraciones y el mayor cuidado”, recalcó Rodríguez.

 

Para Anapo, el sector soyero es el tercer motor de exportaciones de Bolivia, pero en esta época enfrenta una doble amenaza: perder cosecha y reducir siembra.

 

El presidente de la Caniob, Jorge Amantegui, remarcó la importancia del sector para generar divisas, incluso más que el gas, y mantener una balanza comercial positiva porque un 20% de la producción va al mercado interno y un 80%, a la exportación.

 

 

Reporte. Más de 40 son los predios avasallados en  Santa Cruz, informó Jaime Hernández, gerente de Anapo.

 

Dato. Las propiedades Santa Rita y San Fernando, en Guarayos, fueron avasalladas por personas armadas.

 

Soya. San Fernando, un predio de 5.000 hectáreas, se encontraba en preparativos para la siembra de soya.

 

Control. De los 237 avasallamientos registrados durante 2023, el Inra solo logró el desalojo en 36 predios.

 

 

 

 

Fuente: Vision360

Sección: Economía 

Fecha: 11/12/2024

 

 

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