La aplicación de bioestimulantes contribuye a superar los efectos adversos que reducen el desarrollo y el rendimiento.

Las máquinas agrícolas, en especial las pulverizadoras, las fertilizadoras y los drones, corren en ayuda de la soja ante las olas de calor.

Como se sabe, las altas temperaturas pueden provocar un estrés severo en las plantas, afectando negativamente su crecimiento, desarrollo y rendimiento.

El estrés por calor puede manifestarse con una reducción de la fotosíntesis, disminuyendo su capacidad de producir energía e impactando directamente en su crecimiento.

Además, las altas temperaturas pueden dañar la absorción de nutrientes y la regulación del agua.

En tanto, la evaporación se acelera y provoca una pérdida excesiva de agua en las plantas.

Soluciones

En el mercado argentino están disponibles nuevas tecnologías y bioestimulantes específicos que permiten a la planta soportar el golpe de calor y recuperar aquellas que hayan sufrido ese estrés.

Existen productos desarrollados específicamente para el manejo de distintos tipos de estrés (incluido el térmico), mediante el aporte de sustancias vitamínicas y polisacáridos.

Asimismo, se puede recurrir a bioestimulantes más orientados a la recuperación del cultivo post-estrés y a los que contienen una alta concentración de aminoácidos, que posibilitan una rápida recuperación de la planta.

Otra variante es el fertilizante hidrosoluble, que aporta los macro y micronutrientes necesarios para que (después del estrés) la planta tenga los elementos para formar su estructura y continuar con el proceso de crecimiento.

Además de la soja, los tratamientos están recomendados para todas las áreas agrícolas del país, para cultivos tanto intensivos como extensivos (maíz, girasol, maní, papa), ya que todos sufren el estrés calórico, con mayor o menor tolerancia.

Fuente: Maquinac

Fecha: 03/02/2025