Cómo los científicos están creando un maíz que tolera el cambio climático y previene enfermedades
Científicos mexicanos del Centro de Biotecnología FEMSA del Tecnológico de Monterrey, llevan más de 25 años tratando de modificar el maíz para que sea un alimento mejorado, más nutritivo y resistente al cambio climático.
Mejorar el choclo, como le decimos en Chile, no es ciencia nueva. De hecho, desde que comenzó a ser uno de los cereales más importantes del planeta, nuestros ancestros han tratado de potenciarlo, pero hoy es clave conseguirlo, por razones que se consideran críticas en la industria alimentaria.
Primero, para evitar que el cambio climático disminuya su producción o su calidad, trayendo efectos colaterales en la industria alimentaria. Y segundo, porque conseguirlo también ayuda a prevenir enfermedades crónico-degenerativas, que justamente han aumentado debido a los alimentos ultraprocesados.
Recordemos que, el maíz es uno de los granos más producidos y utilizados en todo el planeta, tanto para consumo humano como de ganado, pero tiene un bajo contenido nutricional en su forma convencional. Sin embargo, en países de esta región del mundo hay una importante variedad de él que puede resolver este déficit.
“Todos estos maíces y todas estas propiedades, lo que hacemos es que las estamos conjuntando. Son maíces nativos, que por circunstancias ecológicas han desarrollado propiedades muy únicas. Ahora imagínate, tener lo mejor de lo mejor, pues es justamente este el concepto de maíz nutracéutico”, explica.
El camino hacia un “súper maíz”
Inicialmente, los científicos del Tecnológico de Monterrey, no estaban buscando un maíz nutracéutico. “Estábamos realmente buscando maíces tolerantes al cambio climático, fundamentalmente maíces que pudieran resistir plagas, enfermedades y cambios de temperatura drásticos”, señala el biólogo.
En el camino, se dieron cuenta de que un maíz con estas características al mismo tiempo podía ser nutracéutico, y terminaron haciendo ambas. El equipo del Dr. García-Lara no es el único en el mundo trabajando en esto, pero sí son pioneros en el maíz tolerante a plagas.
Su maíz en cuestión tiene propiedades enaltecidas, de estas hay tres más destacables. La primera son los carbohidratos, que contiene en un tipo de almidón resistente “para que al momento en que la gente lo ingiera tarde más su degradación y no genere estos famosos picos de glucosa en las personas diabéticas”, dice el Dr.
En segundo lugar, mejoraron la calidad y concentraciones de ácidos grasos beneficiosos, como el oleico, linoleico y los omegas. Y por último, aumentaron su cantidad de proteínas. El maíz normalmente contiene un 4% de concentración de proteína, pero con años de estudios han conseguido alcanzar un 12-13%.
¿Cómo lo hicieron? Esto no involucra organismos genéticamente modificados (OGM), más bien técnicas tradicionales de cruce y mejoramiento, un enfoque que ya se había usado en la agricultura durante décadas.
“Hemos unido el mejoramiento tradicional con el mejoramiento biotecnológico, para hacer lo que nosotros denominamos aceleramiento o aceleración del mejoramiento”, explica García-Lara. Estas técnicas permiten seleccionar y combinar las mejores características genéticas del maíz, aprovechando su diversidad. “Esto, a diferencia de los procesos tradicionales, que pueden llevar de 20-25 años, pues casi se pueden reducir a la mitad”, asegura.
Por ahora, este grano está siendo probado en campo. Los científicos tienen que asegurarse de que funcione en cultivos, que crezca sana y adecuadamente, además de que tenga una productividad promedio. “Lo primero es que sea atractivo para el agricultor”, dice el Dr.
Además, tienen que poner a prueba sus propiedades en laboratorio. Muchas de sus propiedades ya han sido probadas en el grano, pero lo importante es asegurarse de que persistan en las distintas formas de maíz, ya que los humanos no lo consumen en grano, sino mayormente cocido.
Si bien se han hecho estudios con ratas que han demostrado resultados positivos, todavía faltan estudios a largo plazo en humanos, especialmente para probar las propiedades del maíz que previenen enfermedades. “Tenemos que poner un grupo de humanos a comer maíz nutricéutico durante toda su vida para ver estos resultados”, puntualiza.
El maíz como alimento de prevención
El maíz al que aspiran el Dr. García-Lara y su equipo, eventualmente será muy útil para prevenir enfermedades crónico-degenerativas relacionadas con el síndrome metabólico, como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, y, por otro lado, también el cáncer.
“El maíz, en algunas áreas como México, Centroamérica y África, forma parte de la primera barrera de alimentación. Entonces, cuando tú consumes un maíz normal, pues tiene los beneficios normales. Pero si tú consumes un maíz como el que estamos desarrollando, un maíz nutracéutico, muchas de estas propiedades que te he mencionado, además de los antioxidantes, ayudan a prevenir”, señala.
Esto funcionaría porque la oxidación está relacionada con estas enfermedades, entonces consumir más antioxidantes eventualmente las prevendría. “No estamos curando nada en este momento con consumir maíz, pero sí estamos ayudando a que las nuevas generaciones puedan, a través de su alimentación más natural, evitar la aparición de ellas”, agrega.
El experto apunta a la importancia de esta propiedad en el maíz, especialmente por el modelo de alimentación que están siguiendo muchas personas hoy en día. “Estamos teniendo la peor alimentación que ha tenido el humano, la peor. Y lamentablemente es porque hemos elegido una vía que no necesariamente es la adecuada. Utilizamos muchos ultraprocesados (…) y eso no es natural, obviamente no nos ayuda”, aseveró.
¿Cómo pasar del laboratorio a la producción?
Los científicos ya tienen las bases genéticas, y aunque el choclo mejorado aún no circula masivamente, “llegará seguramente a manos del agricultor y eventualmente a la industria y eventualmente a tu mesa”, señala el Dr. Pero para ello aún queda un camino y algunas barreras.
Por ejemplo, las inversiones y el apoyo de los gobiernos. Y es que producir maíz de semillas mejoradas requiere más dinero. “Los gobiernos tienen que invertir en acercar variedades de mejores características a nuestros agricultores. (…) Si lo ponemos en blanco y negro, pues si el agricultor tiene dinero lo va a invertir, pero si no, se va a quedar con su variedad de maíz”, plantea el biólogo.
En este punto surge un nuevo desafío para más adelante: conseguir que las variedades de maíz mejorado tengan un bajo costo. García-Lara explica que, de hecho, ya circulan en el mercado algunas semillas mejoradas, pero no son utilizadas por la misma razón.
“Hay mecanismos que se pueden desarrollar en cada uno de nuestros países, para acercar primero esos materiales, y luego que el agricultor se convenza de que son buenos para él”, sugiere. La inversión entonces es clave.
A grandes rasgos, se trata de un asunto de seguridad alimentaria global, expresa, ya que en vistas de que el cambio climático está afectando la producción, “nos estamos quedando sin agricultores que quieran participar de la base de alimentación. Y si no tenemos a nuestros agricultores produciendo lo básico, pues en unos años podríamos vernos en una crisis de producción del alimento”.
“Hay una crisis desde el punto de vista de producción de maíz en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo”, advierte. Sin embargo, algunos países más grandes ya están sorteando maneras para mejorarlo, invirtiendo en ello, y de paso, pensando en beneficiar su economía a largo plazo, como está ocurriendo en China.
“China está haciendo unas inversiones increíbles en campo, están subsidiando la producción de grano y se va a convertir en el principal productor de maíz de todo el mundo. Qué contradictorio, ¿no? Ellos producían arroz y ahora van a producir maíz y seguro no los van a vender”, reflexionó.
Fuente: BioBio Chile
Fecha: 04/02/2024
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