Argentina: El girasol toma impulso como opción estratégica frente a la crisis geopolítica mundial

La guerra en el Mar Negro y la demanda sostenida de aceites vegetales posicionan al girasol argentino como una alternativa rentable y con futuro. La producción nacional fue alta en 2024/25, y se proyecta un fuerte crecimiento de área sembrada para la campaña que viene. Con stocks internacionales ajustados y nuevos compradores, el escenario favorece al tercer exportador mundial de aceite de girasol.

Carlos Pouiller, director de AZ-Group, explicó que el conflicto entre Rusia y Ucrania, responsables del 75% de las exportaciones globales de aceite de girasol, crea incertidumbre comercial. “Nadie sabe si la contienda permitirá la salida del producto”, afirmó. En ese contexto, la Argentina podría captar una parte mayor del mercado internacional.

Otros factores refuerzan esta tendencia: la guerra entre Irán e Israel, la debilidad del dólar, los recortes al biodiésel en Estados Unidos y las lluvias erráticas en Asia. La combinación de variables genera volatilidad y oportunidades. Para el técnico, el girasol argentino puede ganar terreno si se aprovechan esos movimientos con inteligencia comercial.


El análisis del Departamento de Agricultura de Estados Unidos prevé una baja en la relación stock/consumo de todos los aceites vegetales. El consumo crece más que la producción, lo que empuja los precios. A eso se suma una merma en el aceite de palma y colza, lo que acorta la oferta global disponible.

En cuanto al aceite de girasol, se proyecta una baja del stock/consumo del 12,9 al 11,9% para 2025/26. Rusia y Ucrania podrían mejorar su producción, pero eso dependerá del clima, especialmente de la humedad del suelo. En ambos casos, hay riesgos que podrían frenar el rendimiento estimado.

India, principal importador de aceites vegetales, incrementó sus compras de girasol, consolidando una demanda sólida. Esta tendencia también se refleja en los mercados de la Unión Europea y China. Argentina, como proveedor alternativo, podría satisfacer parte de ese crecimiento.


En el plano local, la producción 2024/25 fue superior a lo habitual, con entre 4,7 y 4,9 millones de toneladas. Los precios cayeron durante la cosecha, pero se recuperaron con rapidez. A mediados de junio, el girasol disponible cotizaba a US$346 por tonelada.

Para 2025/26, se espera un aumento del 12% en el área sembrada, alcanzando 2,5 millones de hectáreas, la mayor superficie en una década. Se anticipa un clima más favorable y mejor situación en zonas del norte que tuvieron problemas el año pasado.

El girasol promete ser un cultivo competitivo, siempre que se aplique tecnología orientada a altos rendimientos y se planifique la comercialización. Pouiller advierte que no conviene relegar el girasol a suelos marginales. “Puede ser rentable si se lo trata con el mismo profesionalismo que a otros cultivos”, concluyó.

Fuente: #La17

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