Con un aporte de 20 bolivianos, se puede convertir en padrino o madrina. Estos recursos permiten cubrir los gastos operativos de todo el proceso de rescate e incubación
El Proyecto Quelonio lanzó una campaña que busca “apadrinar” a las pequeñas petitas de la Amazonía. Desde Tarija, el programa El Faro: Periodismo, Ambiente e Innovación ya se sumó a esta iniciativa, y esperan que otras instituciones o personas particulares se unan a esta causa.
“Caben en la palma de una mano, pero cargan sobre su pequeño caparazón el peso del futuro de la Amazonía”, es el mensaje que quieren hacer llegar los impulsores de esta campaña.
Y es que la sobrevivencia de las petitas de río, pequeñas torturas acuáticas, es esencial para equilibrio de los ríos y la biodiversidad en la Amazonía boliviana.
En la Reserva de la Biósfera Estación Biológica del Beni, un grupo de ocho guardaparques, sin más motivación que el amor por la naturaleza, dedica su vida a salvarlas. Lo hacen a través del Proyecto Quelonio, una iniciativa que desde hace más de tres décadas busca proteger a esta especie clave del ecosistema amazónico.
La existencia de estas petitas, cuyo nombre científico es ‘Podocnemis unifilis’, se ve amenazada por la creciente comercialización de sus huevos, lo que va reduciendo paulatinamente su presencia en la zona. Por ello, el trabajo que realizan los guardarparques es vital para hacerla más resiliente y tolerante al aprovechamiento humano.
El trabajo es constante, artesanal, exhaustivo y totalmente autofinanciado. Por ello, necesitan el apoyo de la población en general, que puede ser parte de esta acción de conservación y apadrinar a una de estas pequeñas tortugas.
“Apadrinar una tortuguita, cuidar un ecosistema”, es la consigna de esta cruzada a la que se han sumado personas y medios de comunicación, que hoy se traduce en la campaña “Unidos por las petitas”.
Con un aporte de 20 bolivianos, se puede convertir en padrino o madrina. Estos recursos permiten cubrir los gastos operativos de todo el proceso de rescate e incubación de los huevos, que luego se traduce en el nacimiento y liberación de las tortuguitas en los ríos Maniqui y Yacuma.
Hacer la diferencia
Los guardaparques requieren este apoyo, afirma Daniela Justiniano, del movimiento Alas chiquitanas, pues “el salario que reciben apenas alcanza para sus necesidades básicas”. Explica que la campaña de padrinazgo nació hace tres años.
Este 2025, el objetivo es reunir al menos 5.000 bolivianos, “pero lo más importante es tejer una red de conciencia y corresponsabilidad ciudadana, porque cada acto cuenta”, expresa.
El 7 de junio, en San Borja, se liberarán nuevamente cientos de petitas, que ya están en condiciones de sobrevivir en su hábitat. Apenas nacen, miden cinco centímetros y son tan frágiles que cualquier amenaza natural —o humana— puede poner fin a sus vidas.
Las personas que deseen ser parte de esta campaña, pueden realizar su aporte a través de un QR habilitado por los voluntarios.
Fuente: EL PAÍS