Los efectos colaterales por la escasez de combustibles ocasionan cambios de conducta, problemas económicos y hasta familiares. Un estudio realizado en Santa Cruz, arroja resultados desalentadores
En plena zafra cañera, en el Norte Integrado cruceño, hace dos semanas que no hay diésel en los surtidores del municipio de Mineros. Tractocamiones, tractores y camionetas con pequeñas cisternas forman colas de hasta un kilómetro y algunos conductores debe quedarse dentro de los vehículos para evitar que sean vandalizados.
Jaime Quispe es un conductor que trabaja para una empresa que realiza servicio de cosecha y transporte para el ingenio sucroalcoholero Unagro, cerca de Mineros, y en el tanque de su camión tiene diésel para cinco viajes entre el campo y la industria. Cuando quede sin combustible, tendrá que hacer fila en el surtidor por una semana como mínimo.
“Cuando tenemos que hacer cola se pierde entre 3 mil y 5 mil bolivianos porque son varios días de trabajo. Dejamos a nuestra familia un mes, dos meses para trabajar y buscar el pan de cada día”, expresó Quispe.
Otro transportista, que se identificó como Ramiro, estaba a la espera de descargar caña en Unagro. Con el rostro cansado, dijo que la próxima semana tendrá que hacer fila. “No puedo abandonar el camión en la cola, tiene muchas cosas, se lo pueden robar. Hay que estar ahi peleando”, expresó.
Aclaró que es ‘chofer’ asalariado y recibe 65 bolivianos de viáticos por día, por lo que su responsabilidad es mayor con el vehículo que conduce.
EL DEBER realizó un recorrido por el municipio de Minero y evidenció las condiciones en las que deben esperar combustible los conductores. Frío, sol o lluvia son las condiciones climáticas que deben soportar, además de una alimentación de baja calidad y sin servicios básicos.
Algunos prefieren dejar sus vehículos en la fila y retirarse a sus casas o al campo, a la espera de recibir la notificación de la llegada del diésel, que no dura más de dos horas de distribución. En las filas se pudo ver que los motorizados tienen pegados un trozo de papel que indica el número de puesto en la fila.
Estudio sobre los efectos
Hace pocos días, un estudio realizado en la ciudad de Santa Cruz, reveló que los conductores sufren impactos desfavorables, tanto en su economía como en su estado emocional, por el permanente estado de alerta en las filas en los surtidores.
‘Filas, pérdidas y frustraciones: la cara visible de la crisis de combustible en Santa Cruz de la Sierra’ es el título del estudio realizado por el Observatorio de Mercados Económicos y Opinión, de la Universidad Tecnológica Privada de Santa Cruz (Utepsa), que contó con el apoyo de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex) y el Colegio de Economistas de Santa Cruz.
La investigación demostró que el 81% de los 534 encuestados pasa más de tres horas en fila para cargar combustible. En el caso del diésel, la situación es más crítica: el 74,29% reporta tiempos de espera superiores a siete horas.
“El impacto emocional también es evidente: el 75% de los encuestados dice sentir ansiedad o estrés por la situación, y el 43% ha vivido conflictos familiares asociados a la escasez. De manera preocupante, el 58% de los jóvenes considera la posibilidad de recurrir al mercado negro para acceder al combustible”, resalta el documento.
Respecto a la percepción ciudadana sobre la gestión del problema, el 78% considera ineficaces las medidas implementadas por el gobierno y el 84% anticipa que la situación empeorará en los próximos meses. “Esto refleja un sentimiento generalizado de desconfianza y frustración”, agrega.
“Desde la academia, los investigadores hacen un llamado urgente a las autoridades para que se tomen medidas estructurales y sostenibles que garanticen el abastecimiento y reduzcan los efectos colaterales de esta crisis que afecta de manera directa la economía y la vida cotidiana de miles de ciudadanos en Santa Cruz de la Sierra”, concluye el estudio.
LA ENCUESTA
534 Personas. Fueron encuestadas para el estudio. Todas cargaron combustible en estaciones de servicio, ya sea para uso particular, transporte público o actividades comerciales
555 bolivianos. En promedio deja de percibir, de forma diaria, una persona que realiza filas en los surtidores de Santa Cruz de la Sierra
Fuente: EL DEBER